lunes, 18 de mayo de 2009

Mercè Rodoreda: “tras la posguerra, mis novelas han adquirido una gran madurez”

Cuando hablé el martes con Mercè Rodoreda, quedamos en citarnos en Els Quatre Gats, un bar conocido por las tertulias de muchos intelectuales. Llego diez minutos antes de lo previsto, voy pidiendo un café. Poco después la veo llegar, me observa con su tranquila mirada y me ofrece una tímida sonrisa. Se sienta delante de mi, pide una café solo y comenzamos nuestra conversación.

-          ¿Le ha costado mucho llegar?

-        No, no, este lugar lo frecuentaba de joven con los del club de novelistas. Me he entretenido  observando las flores de una terraza.

-          Es curioso, cómo desde su infancia tiene una gran admiración por las flores.

-         Se lo debo a mi abuelo, a quien le encantaban. En la casa de San Gervasio teníamos un jardín  repleto de flores.

-           ¿Las flores son también un símbolo dominante en sus novelas, no es cierto?

-        Si, en mis novelas escribo sobre todo cuanto he vivido. Por ello el simbolismo es muy      importante en mis obras.

-          En todas sus novelas, excepto en Un dia en la vida d’un home, las protagonistas son mujeres.  ¿Hay un poquito de usted en cada una de ellas?

-         Lo cierto es que quizás en ellas hay mucho de mi y a la vez no hay nada. Yo tengo un carácter    bastante malo. Cuando parece que estoy contenta, estoy de un humor de mil demonios, i    viceversa.

-         ¿Cómo ve sus obras escritas antes de la guerra con las de la postguerra?

-         La diferencia es abismal. Antes de la guerra mis novelas eran bastante inocentes, en cambio  tras vivir tanto en tan poco tiempo, mis novelas de la postguerra obtienen una gran madurez.

-          A Mercè Rodoreda, además de escribir, ¿Qué le gusta hacer?

-         Me encanta la música. Tengo cierta debilidad por la música del siglo XVIII. También me gusta  leer, desde hace años, leo unas cuatro horas diarias.

-           De todos los lugares en los que ha vivido, ¿Con cual se quedaría?

-          Ginebra es un lugar que me ha hecho sentir feliz, por sus parques en los que la vegetación es de  una hierba verde, y unas flores que residen tranquilas.

-          ¿Está escribiendo alguna obra, en su casa de Romanyà de la Selva?

-           Si, la verdad es que estoy en una de mis obras más ambiciosa, aunque todavía no se como la  voy  a titular, quizás Mirall trencat. Puedo decirle que trata de una familia de clase alta que  reside en el barrio de San  Gervasi. Espero poder acabarla pronto.

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